Voluntariado en Las Palmas de Gran Canaria, una isla paradisíaca

Las Palmas esa una ciudad que no debería tener casas. ¿Para qué? Si todo pasa afuera. Si siempre hay una excusa para ir a la playa, para ir por una cerveza o para ir por una tapa. A ver… ¿qué ciudad tiene una noche específica para salir de tapas? Bueno, pensándolo bien… 

Muchas cosas pasan adentro también. Esas noches de películas después de un agotador día al sol. Esas noches de vinos y comidas caseras, después de una clase de yoga mirando el atardecer. Es que eso es Las Palmas. Es compartir con gente que nunca pensaste compartir, momentos que nunca te imaginaste vivir.

Gran Canaria esta tan cerca de África que es irónico que sea considerada territorio español. La influencia africana es notoria. Tan notoria como encantadora es la mezcla de culturas y de costumbres que se pueden ver mientras se caminan las calles de esta acogedora isla. “Gracias mi niño” - escucho, mientras pago un café que, aunque no sepa tan rico, tiene ese aroma a casa, como el café que me hacía mi papá todas las mañanas antes de ir a la universidad. 

Todos, sin importar cual sea su origen, se sientan en una mesa en algún momento del día, para compartir momentos, alegrías o tristezas. Todos se detienen para indicarte como ir a un lugar o para ayudarte, en caso que así lo necesites.

Me despierto en el hostel y, en caso que los haya, los problemas son demasiado triviales. O al menos comparados con los de aquellos que habitan en tierras lejanas y contaminadas por la rutina. Acá, capaz se rompió la máquina de café o llovió sin previo aviso, y la ropa no se pudo secar. Te lo juro. Usamos Internet para chequear las mareas y ver en que momento del día nos tomamos unas horas para ir a disfrutar del sol y del mar. Claro. Entendiste bien. No existe la chance de no visitarlo. De no ir a saludarlo. La única incógnita es ver cuánto tiempo pasamos cerca de él.

En Gran Canaria no hay invierno y eso por más inaudito que sea para nuestra mente, representa un privilegio que pocos pueden vivir. Bueno, por eso es la isla con mayor tasa de turismo que retorna. Es decir, gente que vino de vacaciones una vez y que obviamente, quiere volver. ¿Cómo no van a querer volver? Si en esta isla las vibras no pueden se mejores. ¿Cómo existe un lugar en este mundo donde la gente viva tan feliz? Bueno, al menos así lo aparentan.

Vamos, no te confundas que Gran Canarias no es sólo playa. La variedad de la isla es algo que al menos a mi, me cautiva una y otra vez. Me siento atrás en el auto de Sergio, un canario que se ofrece a darnos un paseo por la isla y, por momentos, prefiero no hablar. Mis ojos solo quieren mirar el paisaje que me rodea y mi mente quiere usar toda su capacidad para poder recordar cada detalle, durante el momento dorado en que el sol baña las montañas sin previo aviso.

Las Palmas tiene ese no sé qué que todavía me cuesta descifrar. Es una mezcla de culturas, de edificios, de formas de ver la vida. Pero todo esta en equilibrio, gracias a algún raro hechizo de vaya a saber uno cuando. Balance, creo, es una palabra que sabe definir bastante bien la vida canaria. Lo que no tengo por acá, lo tengo por allá y lo que alguno me quitó, otro me lo dio. Se vive con poco y se disfruta mucho. Los salarios son bajos, dicen. ¿Pero vos viste el estilo de vida que llevan? Vamos, que la plata va y viene, pero la vida es una sola y hay que disfrutarla.

Llegué hace poco a Gran Canaria y ya pienso en lo triste que voy a estar el día que me vaya. Es que en esta vida nómade las despedidas son una constante. O bueno, capaz Las Palmas es la excepción a la regla. Veremos.

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