Voluntariado en Bangkok: la mejor forma de conocer Tailandia

La ciudad de Bangkok en Tailandia, es una metrópolis creciente, cosmopolita, centro social, político y económico del país. Una de las ciudades más visitadas por extranjeros en el mundo. Nosotros que hacía más de un año habíamos dejado nuestra Buenos Aires natal y escapábamos de las grandes ciudades, creamos un lazo único con este destino en el que realizamos nuestro primer voluntariado con WorldPackers.

Voluntariado en Bangkok

Mucho antes de que existiera Bangkok en nuestras vidas, y de que por un periodo de tiempo se convirtiera en nuestro hogar, sólo teníamos el plan de recorrer Asia. Específicamente, el sudeste asiático, dedicándole un pequeño tiempo a cada lugar para poder conocer lo más posible.

Era la primera vez que visitábamos el continente asiático y tomamos la decisión de crearnos una cuenta en Wolrdpackers ya que esta plataforma online conecta viajeros con anfitriones de todo el mundo, permitiéndonos intercambiar nuestras habilidades por distintos beneficios, como hospedaje, comida, salidas, entre otras cosas.

¿Por qué elegimos Worldackers entre todos los portales colaborativos para mochileros para hacer un voluntariado en Bangkok?

La elegimos, básicamente por 3 puntos claves que nosotros buscábamos en este viaje por Asia: seguridad, variedad de ofertas y facilidad a la hora encontrar voluntariados.

Worldpackers nos daba la seguridad que todos los anfitriones habían pasado por un proceso de selección, además de que es un portal muy conocido entre viajeros y da la posibilidad de leer las referencias y experiencias de otros, en cada lugar.

Si aún no sabes cómo funciona, no te pierdas este video: 

Cuando nos embarcamos en un viaje haciendo voluntariados, necesitamos estar tranquilos de a dónde vamos a realizar el intercambio, que el lugar cumpla con lo ofrecido, que respete los tiempos de trabajo y que el clima general sea ameno. Porque por más que la idea sea colaborar ¡También queremos divertirnos y pasarla bien!

En cuanto a la oferta, en Worldpackers no sólo hay hostales y albergues, sino también ONGs, comunidades y proyectos ecológicos.

El contacto con los anfitriones es súper dinámico, rápido y fluido. Buscar el voluntariado ideal resulta muy simple. Te da la posibilidad de filtrar por país o región y esto nos facilitó mucho la búsqueda, ya que nosotros estábamos en Grecia y no teníamos aún un destino fijo en Asia, por lo cual enviamos solicitudes a distintos anfitriones de todo el Sudeste Asiático. Esto nos dio la gran libertad de poder armar nuestra ruta según las repuestas.

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¿Cómo elegimos el lugar para hacer un voluntariado en Bangkok?

En nuestra búsqueda de lugares hemos encontrado todo tipo de voluntariados, desde pasear perros por las playas de Bali, pasando por colaboraciones en templos budistas en el norte de Tailandia, enseñar inglés en Vietnam o trabajos con elefantes en refugios y campamentos para animales ¡Hay de todo!

 Pero lo más normal y donde es más fácil ser aceptado es en hostels y albergues, ya que suelen ser los que más flujo y rotación de voluntarios tienen. Pero, de tener flexibilidad con las fechas, es muy posible conseguir voluntariados con elefantes o en templos.

En nuestro caso, nos postulamos en varios hostels de distintas ciudades y calculamos las fechas de arribo según los vuelos económicos que encontrábamos desde Europa.

Y así fue como luego de intercambiar varios mensajes, confirmar fechas y cantidad de días, llegamos a Fu House Hostel en la ciudad tailandesa de Bangkok. Una linda casa en un barrio residencial, muy cerca de todo, con 12 camas compartidas en dos cuartos y 3 habitaciones privadas. Un lugar espacioso, con un gato y dos serpientes, a los que a lo largo de nuestra estadía, se sumó una nueva serpiente y una cachorrita. Contaba con una terraza grande, una barbacoa (parrilla, según nosotros) y el desayuno incluido ¡Todo un sueño para dos mochileros!

Nuestra experiencia haciendo un voluntariado en Fu House Hostel

Tanto nuestra experiencia, como la del anfitrión han sido más que positivas. De los 15 días iniciales que habíamos planeado quedarnos, al postularnos, fuimos extendiendo nuestra estadía por más de dos meses. La casa se nos hizo tan habitual, que se transformó en nuestro hogar. Nos hicimos parte de la casa y aunque los otros voluntarios y huéspedes solían rotar con más fluidez, siempre formamos buenos grupos para escuchar música, hacer barbacoas, tomar unas cervezas o ir a Khao San Road, la conocida calle de bares, shows y fiestas; a disfrutar de la noche. La gente fue rotando en la casa pero la buena onda y la fiesta siguió siempre.

Cuando se trabaja en un hostel, en especial en ciudades de mucha fiesta, como Bangkok, una de las premisas principales es divertirse. Los hostels son sinónimos de intercambio cultural y los anfitriones no quieren alguien que solo cumpla con sus tareas, sino gente que también motive a los huéspedes a pasarla bien, hablar, tocar la guitarra o lo que sea, para que así, su recuerdo del lugar sea más positivo.

En el tiempo que pasamos allí, hemos tenido la libertad de organizar noches de comida mexicana, hamburguesas a la parrilla y torneos de poker con whisky. La gran mayoría de las cosas, las realizamos por placer. Después de todo, somos mochileros y está dentro de nuestro ADN el hablar con todos, aprender palabras en todos los idiomas posibles e intercambiar nuestra cultura con la de otros países.

¿Cuántos días trabajábamos y qué tareas hacíamos en nuestro voluntariado en Bangkok?

En teoría, según el anuncio de Fu House hostels en Worldpackers, deberíamos haber trabajado 6 horas por día, 5 días a la semana, con dos días libres para salir. Ahora, la realidad es que el calendario de trabajo lo terminábamos armando entre los mismos voluntarios, dependiendo de la cantidad que fuéramos (había semanas de 5 personas trabajando). 

Podíamos organizar los turnos para tener más tiempo libre o que nos quedaran varios días seguidos sin trabajar, ya que esto nos daba la posibilidad de ir a conocer ciudades más lejanas como Ayutthaya o Pattaya, a sólo algunas horas de viaje desde Bangkok.

Debemos decir que el trabajo no era para nada complicado, se trataba de estar en recepción la mayor parte del tiempo, hacer check in, check out, colocar el desayuno en caso de trabajar en el turno de la mañana y colaborar con la limpieza de la casa, las camas y cuartos. 

En nuestra experiencia, podemos decir que el manejo de idioma no importa tanto, con un inglés menos que básico en general es suficiente. Pudimos comprobar que muchos viajeros alrededor del mundo hablan español, y además, en todo caso, un voluntariado en un hostel es la oportunidad perfecta para aprender o mejorar nuestro inglés o cualquier otro idioma.

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El dueño vivía en el hostel, por lo cual estaba bastante presente, aunque él quería sentirse un huésped, por lo cual había también, bastante libertad... Trataba de que disfrutáramos lo más posible y solo nos pidió dos cosas: "No se coman a mis mascotas y no incendien la casa", todo el resto estaba permitido, como música, fiestas, tragos, organizar parrilladas o invitar amigos de otros hostels, por ejemplo.

Hablando con voluntarios que estuvieron en otras ciudades del sudeste asiático, al parecer esta es la forma general de manejarse, lo que se busca en un hostel es experiencia, llevarse buenos momentos, buenos amigos, y ese es el rol que tenemos que asumir los voluntarios, desestructurar el ambiente, divertirnos y con eso, hacer que los demás también la pasen bien y promover la fiesta.

¿Vale la pena viajar haciendo voluntariados?

Trabajar en Bangkok es una experiencia única, un intercambio cultural que nunca acaba. Gracias a este voluntariado ahora tenemos amigos e invitaciones a quedarnos en casas de brasileros, alemanes, holandeses, españoles e incluso para ir a Egipto, India y Oman. Hemos compartido e intercambiado costumbres de todas partes, hemos hablado y contado de lo hermoso de nuestro país, también nos han contado y generado deseos de conocer ciudades que nunca pensamos querer conocer. Y nos hemos enamorado de la ciudad de Bangkok que, por tanto tiempo sentimos casi como nuestra casa.

No sólo nos encantó la modalidad de voluntariado por un gran ahorro que causaba en nuestra economía de viaje, si no porque nos permitió sentirnos parte de un lugar, conocer infinidad de personas, hacer amigos, perfeccionar nuestro inglés, compartir experiencias y viajes, noches de fiesta, salidas y hasta promesas de volver a encontrarnos. 

Nos sentimos tan a gusto voluntariado en Bangkok, que el tiempo se nos iba pasando y siempre queríamos quedarnos un poco más. La verdad es que esta ciudad de Tailandia es enorme y tiene muchísimas posibilidades y oferta de paseos y visitas. Tanto así, que a pesar de haber pasado más de dos meses, nos quedaron muchas cosas por hacer, conocer y visitar. Es una ciudad que nunca duerme, hiper turística, donde la gente se renueva día a día y siempre hay un lugar nuevo que visitar.

¡Con la fabulosa experiencia que tuvimos en nuestro primer voluntariado, realmente estamos ansiosos por realizar el próximo, por conocer más gente y ver qué nuevas aventuras nos depara! 

Te invitamos a que también te unas y te animes a vivir una experiencia de voluntariado, estamos seguros de que no tiene desperdicio. Voluntariar una vez en la vida es dar un paso que seguramente depare en querer hacerlo una y otra vez, en diferentes lugares del mundo y tal vez dando una mano, llenándonos mucho más, ayudando con una labor social, con animales o con chicos, construyendo o enseñando, como queremos hacer en nuestra próxima experiencia.