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Mi experiencia viajando sola en el desierto de India

Viajando sola en el desierto me detuve a analizar mi viaje, las experiencias vividas, el aprendizaje de descubrir el mundo en solitario.

Valeria

Nov 27, 2023

4min

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En Jaisalmer, India a pasos de Pakistán pasé una noche en el desierto durante la época más caliente. Viajamos durante 45 minutos en camioneta y después 1 hora hacia dentro del desierto en camello. Éramos ocho personas en total; tres parejas, una amiga de uno de ellos y yo, la única que no llevaba acompañante. 

Pensaba que dormiríamos en casas de campaña, pero lo hicimos en un edredón sobre la arena. Llegada la noche se empezaron a acomodar y al final quedé en medio de dos parejas, ¡genial!, pensé.  Los pensamientos que tuve al estar acostada boca arriba, cruzando mis manos a la altura de mi obligo y sin moverme (no quería incomodar a ninguna de las parejas) fueron incontables: ver ese cielo estrellado, la sombra de los camellos sobre las dunas con la luna detrás de ellos. Son vistas y momentos que nunca olvidaré. 

Fue difícil llegar a ese lugar a más de 55 grados de temperatura; ese sol ardiente, penetrante. Cuando una chica se desmayó en el camino, no pude evitar sentir un poco de miedo, pero luchaba con mi mente, mi cerebro estaba viviendo algo nuevo. Aguantar ese calor y seguir. 

Si alguna vez haces este tipo de viajes, tendrás miedo, no porque sea malo lo próximo a vivir, simplemente porque es nuevo y desconocido. Pero a pesar del miedo debes seguir y ser fuerte porque vivirás momentos increíble, verás paisajes inigualables y conocerás personas geniales. 

Una mujer viajando sola en el desierto

¿Y que hace una mujer viajando sola? No puedo contar las veces he tenido que contestar a esta pregunta, pareciera que el estilo de viajar siempre es acompañado, pero cuando decides dar este paso, hacer maletas, avisar que te vas y saltar al vacío es una de las experiencias que te cambian la vida 100% para bien.

Tener un tiempo para ti, conocerte cada vez más e ir cambiando de gustos, preferencias y al mismo tiempo conocer nuevas culturas, personas, lugares, platillos, es algo que deberíamos hacer todos una vez en la vida. Incluso creo firmemente que si ésta fuera una prueba para graduarte, o un requisito para antes de contraer matrimonio o querer tener hijos, seríamos una sociedad más consciente, tolerante y responsable con los demás y nuestro planeta.

Muchos tememos miedo a la palabra solo o soledad, suena espeluznante y más si estamos en un país ajeno al tuyo, donde hablan otro idioma. Pero precisamente allí es cuando empieza el reto. La gran sorpresa de la vida es que nunca estás solo, aparte de que está tu dios, la energía, o lo que sea en que creas, la gente que más te quiere es un respaldo que aunque no estén, están.

Cuando empiezas a conocer a personas, hablar, comer, bailar con ellos es cuando esa ventana al mundo se empieza a abrir, conoces otras formas de vivir; países donde es permitido tirar el papel de baño al escusado, países donde no debes hacerlo, países donde se come con palillos, donde solo utilizan cuchara y tenedor, donde sorber fuertemente es muestra que disfrutas la comida, donde hacerlo es muy mal visto y puedo seguir con mil ejemplos más.

Viajando sola por el mundo


viajando sola en el desierto - Worldpackers


He viajado sola en 12 países y para ser más exacta, 11 durante estos últimos 7 meses, sin interrupción. Hay mañanas que me despierto y no puedo creer donde estoy o que enciendo mi computadora y veo mis carpetas de fotos y es increíble todos los álbumes enumerados y recuerdos que tengo de todos estos lugares. Abro mi email y veo los correos que tengo guardados con las confirmaciones de los próximos vuelos y es una sensación increíble, porque aunque no todo es tan sencillo como se ve, lo que he aprendido es algo que no lo puedes aprender leyendo relatos como éste, viendo videos en redes sociales o escuchando a quien lo ha vivido, por más que intentemos captar mediante fotos todos estos momentos, es algo que solo viviéndolo lo descubres.

A mis 28 años creo tener un modo de ser más definido que el que tenía a mis 18, pero es una realidad que este tipo de viajes te hacen madurar y notar lo simple que es la vida y lo complicada que muchas veces la hacemos, de que todos -seas del país que seas- estamos en la búsqueda de lo mismo.

En todos lados hay un Dios, una devoción a ellos, muchas personas siguiéndolos, por siglos, y me he preguntado: "yo creo en el mío, es real, ¿El de ellos no lo es?". Así como estas preguntas, han surgido muchas otras. Sobre política, economía, relaciones humanas, etc. Darme cuenta que todos buscamos estar felices y en paz, cuidando de los nuestros y amando, mi país no es el único donde se puede ver la desigualdad en cuanto al poder y el dinero y tal vez al estar viajando solo contigo mismo te vuelves más sensible y notas más momentos y situaciones que no las captarías si estuvieras con alguien, porque tienes el tiempo para detenerte y analizar, sentir, oler, comer, bailar con otras personas.

Me encuentro ahora en París, la capital turística más importante del mundo, sentada en un cafecito en frente del río Sena, comiendo helado de avellana,  escribiendo este relato afirmando que debemos invertir en nosotros, en nuestro conocimiento, dejar de creer en todo lo que nos muestran los medios de comunicación. Que seamos nosotros mismos quienes emitamos un juicio por lo vivido. Viajar no es un gasto, es una inversión para siempre, y hacerlo de manera solitaria te ayuda a crecer como individuo, a ser más sensible pero sobre todo, es un tiempo contigo mismo, tiempo que posiblemente nunca has tenido desde que naciste.

A través de la plataforma de Worldpackers es posible encontrar oportunidades en todo el mundo para intercambiar tus habilidades por alojamiento y conocer personas de todo el mundo. 



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