Conoce cuáles son los meses de temporada baja para viajar a Europa y aprovechar precios más bajos y menos turistas.
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Es evidente que cada vez es más la gente que viaja, y que todos los destinos turísticos reciben un constante aumento en el número de visitantes. La tecnología brinda cada más facilidades para el turismo, y las redes sociales hacen que los lugares se popularicen mucho más rápido. Sumado a esto, las aerolíneas bajo costo y la mayor oferta de tipos de alojamiento hacen que viajar sea mucho más accesible que antes.
Todo esto queda muy claro al viajar por Europa, especialmente si lo hacemos en los meses de verano. Entre junio y agosto prácticamente toda Europa está de vacaciones, y si a esto le sumamos todos los visitantes que llegan desde fuera del continente, nos da como resultado que desde las grandes ciudades hasta pequeños pueblos pintorescos y destinos de playa, sufren el impacto del turismo masivo.
Es lógico que esto repercuta también en los precios, pero no significa que ya no se pueda visitar lugares emblemáticos como París, Roma, Florencia, Venecia, Ámsterdam, Londres o Barcelona, sino que debes evitar la temporada alta. Pero, ¿cuál es la temporada baja para viajar a Europa y cuáles sus beneficios? Veámoslo...
Aunque las fechas exactas pueden variar ligeramente de un país a otro, en general la temporada baja se mantiene consistente en la mayoría de Europa.
De noviembre a marzo, destinos como España, Italia, Francia, Portugal, Alemania y el Reino Unido, entre muchos otros, experimentan una disminución en el turismo, lo que se traduce en precios más bajos y menos multitudes.
Claro que esto tiene una razón: el clima frío hace que mucha gente prefiera no viajar en estos meses. De hecho hay países en los que viajar en temporada baja presenta un desafío climático importante, con temperaturas por debajo de los 0°C y días con muy pocas horas de luz, como sucede en los escandinavos (Suecia, Noruega, Finlandia, Islandia, Dinamarca) o Irlanda.
Las excepciones son las zonas de esquí, que tienen su temporada alta en invierno. Como también las fiestas de fin de año y las vacaciones escolares.
Abril, mayo, septiembre y octubre son meses de temporada media, con un clima agradable y tarifas más económicas que en verano. Es una excelente opción si buscas un equilibrio entre buen tiempo y precios no tan altos como en la temporada alta, haciendo que sea considerada como la mejor época para viajar a Europa.
Es importante tener en cuenta que ciertos eventos populares pueden atraer multitudes y elevar los precios, incluso en temporada baja.
Algunos ejemplos son el Oktoberfest en Alemania, el Carnaval de Venecia en Italia, el Festival de luces de Ámsterdam, el St. Patrick's Day en Irlanda, y los mercados navideños en varios países europeos. Como así también las fiestas de Navidad y Año Nuevo, como habíamos mencionado anteriormente.
Si buscas evitar las aglomeraciones y aprovechar al máximo los beneficios de la temporada baja para viajar a Europa, es mejor mantenerse al margen de estos eventos.
Ahora que ya sabes cuándo es la temporada baja para viajar a Europa, déjame contarte por qué viajar en esta época puede ser la mejor decisión para tu bolsillo y tu experiencia.
Si quieres viajar por Europa con poco presupuesto, entonces hacerlo durante la temporada baja es el consejo número 1.
Por una cuestión simple de oferta y demanda, los precios en vuelos, alojamientos y, en muchos casos, entradas a atracciones, son más bajos durante los meses de menos turismo.
Imagina todo lo que podrías hacer con ese dinero extra en tu bolsillo. Podrías extender tu viaje, probar más restaurantes locales, o incluso visitar un destino adicional. Las posibilidades son infinitas.
El segundo motivo más evidente, es que evitarás las aglomeraciones de turistas. Seguramente te ha pasado de visitar alguna playa paradisíaca, un museo lleno de valor cultural, o un pueblito histórico encantador, pero que la experiencia haya quedado opacada por la cantidad de gente que había.
Si bien es cierto que en los principales destinos turísticos europeos siempre habrá un flujo importante de turistas, en los meses de temporada baja es mucho más fácil evitar las multitudes.
Con menos visitantes, tendrás la oportunidad de sumergirte en la cultura local de una manera más auténtica. Podrás interactuar con los residentes, aprender sobre sus costumbres y descubrir joyas escondidas que quizás pasarías por alto en el ajetreo de la temporada alta.
Si bien el invierno puede ser muy frío en algunas partes de Europa, la primavera y el otoño ofrecen un clima más suave y agradable para explorar. Te evitarás el calor agobiante y las multitudes sudorosas del verano.
Incluso hay varios destinos europeos que presentan un clima muy favorable para pasear incluso en los meses de invierno, como lo son Malta, Chipre, las islas Canarias o los pueblos del Mediterráneo.
La temporada media de primavera y otoño es perfecta para actividades al aire libre, de ecoturismo y turismo rural.
Podrás disfrutar de los bellísimos parques naturales, hacer senderismo o pasear en bicicleta, todo sin el agobio de las multitudes ni el sol abrasador.
Ahora que estás convencido de los beneficios de viajar a Europa en temporada baja, permíteme compartir algunos consejos para sacar el máximo provecho de tu viaje:
Aunque los precios sean generalmente más bajos en temporada baja, es recomendable planificar y reservar con anticipación para asegurar las mejores ofertas.
Comienza a buscar vuelos y alojamiento al menos dos o tres meses antes de tu fecha de viaje. Mantente alerta a las promociones de aerolíneas y utiliza sitios comparadores para encontrar las mejores tarifas, como Skyscanner.
Este artículo sobre Cómo hacer el presupuesto de un viaje y este sobre Cómo recorrer Europa con poco dinero te serán de gran ayuda.
La temporada baja es el momento perfecto para descubrir joyas escondidas y destinos menos populares.
En lugar de seguir las multitudes a las grandes ciudades, explora pueblos pintorescos, ciudades pequeñas con encanto y atractivos de los que no escuchas hablar frecuentemente.
¿Qué tal una escapada a la encantadora ciudad de Brujas en Bélgica, un recorrido por los fantásticos pueblos y paisajes de Galicia o Extremadura en España, o explorar los castillos medievales de Rumania? La Riviera Albanesa, Zagreb en Croacia, Galway en Irlanda, un viaje por Bulgaria, o incluso si nos vamos más al este podríamos incluir también a la maravillosa Georgia. Las posibilidades son infinitas y la experiencia será mucho más auténtica.
Si viajas al invierno europeo desde un lugar del mundo en el que no estás acostumbrado al frío, puede que subestimes las bajas temperaturas.
El principal problema no es tanto el termómetro, sino no estar preparado adecuadamente para esto. La ropa térmica hace un diferencia enorme en la sensación corporal, y tener prendas impermeables evitará posibles resfríos.
Guantes, gorro, medias gruesas, remera térmica, bufanda, un buen calzado, y calzas para usar debajo del pantalón, se vuelven indispensables. Claro que esto varía según los destinos que visites; no es lo mismo Polonia en invierno que Andalucía.
Así como vimos todos los beneficios de la temporada baja para viajar a Europa, también hay que decir que puede presentar sus contratiempos. Los días muy fríos o lluviosos son parte del invierno europeo.
Para estos casos, es bueno tener un plan B con actividades bajo techo. Visita museos fascinantes, explora castillos antiguos, disfruta de cafés acogedores o asiste a espectáculos culturales.
La flexibilidad es clave cuando se viaja en temporada baja. No te preocupes si tu plan original cambia debido al clima o a otros imprevistos. Mantén una actitud abierta y disfruta de las oportunidades inesperadas que puedan surgir.
A veces, los mejores momentos de un viaje son aquellos que no estaban planificados: una conversación interesante, una recomendación espontánea o un evento local que descubriste por casualidad.
Cuando los grandes puntos turísticos no están disponibles o simplemente están menos concurridos, es la oportunidad perfecta para sumergirse en la cultura local. Dedica tiempo a pasear por los mercados, conversar con los lugareños y probar la gastronomía auténtica. Visita esos cafés y restaurantes que los residentes frecuentan, donde puedes probar platillos tradicionales y conocer mejor las costumbres del lugar.
Una excelente manera de adentrarte en la cultura local si viajas con tiempo, es haciendo voluntariados. En Europa hay cientos de emprendimientos y proyectos locales que ofrecen la oportunidad de hacer intercambios de trabajo, colaborando durante algunas horas al día a cambio de alojamiento en el lugar y -muchas veces- comidas y otros beneficios.
Al convivir con locales tendrás un acercamiento mucho más profundo a las costumbres del lugar, además de que te permitirá conocer gente con intereses similares a los tuyos, desarrollar nuevas habilidades (como aprender un idioma o mejorarlo), y viajar muy barato, ya que puedes hacerlo sin pagar alojamiento.
En la plataforma Worldpackers encontrarás todas las vacantes de voluntariados disponibles en Europa y más de 140 países.
Estas historias de colegas viajeros pueden servirte de inspiración:
En resumen, temporada baja para viajar a Europa te permite disfrutar de mucho de lo que el viejo continente tiene para ofrecer, sin gastar una fortuna ni lidiar con multitudes agobiantes. Con un poco de planificación y flexibilidad, tu viaje europeo puede hacerse realidad por menos de lo que pensabas.
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